El día que fingí saber de vino y aprendí más que nunca
El día que fingí saber de vino y aprendí más que nunca
🍷 El día que fingí saber de vino y aprendí más que nunca
Una historia 100% real, digna de maridar con humildad y risas
Me invitaron a una cata de esas elegantes. De esas donde el mantel es más blanco que tus dientes y la gente huele a vino caro… incluso antes de tomarlo.
Todos hablaban de cosas como:
“Una nariz profunda con recuerdos a mora silvestre del bosque europeo”.
“Claramente pasó por barrica francesa de segundo uso”.
“Yo diría que el retrogusto se alarga con una mineralidad tensa”.
Y yo por dentro:
“¿Retrogusto a qué?”
“¿Barrica de segundo… qué?”
Pero en lugar de admitir que estaba más perdido que corcho en tinaco, decidí fingir.
Asentía, hacía ruiditos tipo hmmm, interesante, y repetía palabras que había escuchado en YouTube.
Spoiler: no sabía lo que estaba diciendo.
⸻
La magia pasó cuando me rendí
En medio de la tercera copa, alguien me preguntó:
“¿Tú qué notas en este vino?”
Me salió del alma:
“La neta… ni idea. Solo sé que me gustó más que el anterior, pero no sé por qué.”
Y ahí ocurrió algo inesperado: nadie se rió, nadie me juzgó… al contrario.
Uno de los que más sabía me dijo:
“Esa es la mejor respuesta que puedes dar. A partir de ahí, vas a aprender de verdad.”
Y empezaron a explicarme sin pretensiones, con ejemplos reales:
• Cómo identificar la acidez comparándola con una limonada.
• Qué significa que un vino sea astringente (hola, taninos).
• Por qué un vino puede parecerte “más suave” aunque tenga más alcohol.
Aprendí más esa noche que en 20 videos de cata.
⸻
La gran lección
Fingir saber me alejó. Aceptar que no sabía me acercó.
Y desde entonces decidí que si alguien me preguntaba sobre vino, no iba a responder con tecnicismos vacíos, sino con palabras que cualquier persona —como yo aquel día— pudiera entender.
Porque el vino no es una materia para pasar, es una experiencia para compartir.
⸻
🍇 Si estás empezando…
No temas preguntar. No temas decir “no sé”. No temas decir “solo sé que me gustó”.
Eso ya te convierte en alguien que entiende más de vino que muchos que solo repiten lo que leyeron.
Y si ya sabes un poco… no lo uses para presumir, úsalo para invitar.
Que nadie más tenga que fingir como lo hice yo.
