¿Qué hacer con un vino que no te gustó?

🍷🚫 ¿Qué hacer con un vino que no te gustó?

Porque no todo lo que descorchas es gloria, pero todo puede tener final feliz

A todos nos ha pasado: compras una botella con ilusión, la sirves, das el primer trago…

y boom: sabe raro, te reseca la boca, huele a calcetín mojado o simplemente no te gusta.

No todo está perdido. Aquí van ideas para rescatarlo sin sufrir (ni tirarlo de una):

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1. Dale una segunda oportunidad (al día siguiente)

Algunos vinos mejoran con el aire. Si lo abriste y no te convenció, déjalo respirar un par de horas o guárdalo cerrado en el refri hasta el día siguiente.

📌 Spoiler: hay vinos que estaban “cerrados” y al oxigenarse… cambian completamente.

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2. Úsalo para cocinar

No, no es broma. Un vino que no amaste puede hacer magia en la cocina:

• Reducciones para carne o pasta.

• Marinados.

• Salsas con mantequilla, ajo y vino.

• Risottos y guisos.

📌 Truco: si no lo beberías, tampoco lo uses para recetas delicadas. Pero si es decente, puede elevar un platillo.

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3. Haz sangría o clericot

Con frutas, un toque de licor, hielos y un poco de azúcar o miel, ese vino se vuelve protagonista de una bebida festiva.

📌 Especial para vinos muy ácidos, tánicos o desbalanceados.

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4. Crea cubitos de vino

Congélalo en una charola de hielos.

📌 Luego los puedes usar para:

• Deglasar sartén.

• Enfriar otro vino (sin aguarlo).

• Cocinar cuando necesites “un chorrito”.

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5. Regálalo con honestidad (o con picardía)

Si de plano no te gustó pero sabes que a otro le puede encantar… pásalo con amor.

📌 “A mí no me fascinó, pero creo que a ti te puede gustar, tú tienes mejor paladar para los tintos potentes.”

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6. Tíralo… si está defectuoso

Una cosa es que no sea tu estilo. Otra muy distinta es que esté malo.

📌 ¿Huele a vinagre, cartón mojado o huevo podrido?

Entonces sí: al caño con todo respeto. Tu estómago y nariz lo agradecerán.

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Conclusión:

No todos los vinos son para todos los paladares. Y está bien.

Lo importante es no tenerle miedo a probar y encontrar qué sí te gusta.

Y cuando uno no funcione… también hay formas de sacarle provecho (o de despedirlo con elegancia).

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